lunes, 18 de marzo de 2013

Rajoy no responde.....

¿Para quien es Presidente?
Una estrategia peligrosamente destructiva

Rajoy, con su discurso vacuo, pretende trasladar el coste de las crisis, económica y política, a las instituciones

Mariano Rajoy es un presidente del Gobierno, un líder, que no se pronuncia jamás. Sus conferencias de prensa, como la que celebró el jueves en Bruselas con motivo de la Cumbre Europea, son un prodigio de vaciedad y podría darlas igualmente el ayudante del jardinero de La Moncloa. “Sobre ese asunto ya he dicho todo lo que tenía que decir”. Se refería al caso Bárcenas, sobre el que no ha dicho más que obviedades tontas

“Todos queremos crecimiento económico. ¿Quién no va a querer crecimiento económico en Europa?”, como si los ciudadanos fuéramos rematadamente idiotas y no supiéramos que la cuestión es la prioridad que se concede al crecimiento respecto al ritmo de recorte del déficit y el calendario que se puede manejar en ese sentido.

¿Rajoy maestro en maniobras destructivas?
¡Claro que todos quieren crecimiento, claro que la historia demuestra que llegará algún día!, pero para decir eso a la salida de una cumbre bastaría con el jardinero que interpretó Peter Sellers en Desde el jardín. Pocas horas después de esa rueda de prensa, el Gobierno aprobó retirar el subsidio de paro a los mayores de 55 años que vivan con un hijo que gane 967 euros, condenándoles a una doble humillación. Ni una palabra, ni una explicación del presidente.

¿A qué viene esa actitud? ¿Responde solo a la forma de ser de Rajoy? No, se trata de una estrategia que consiste en afrontar las crisis, política y económica, trasladando el deterioro que provocan a las instituciones.

¿Rajoy  un ciudadano poco fiable?
Mariano Rajoy es un maestro en esa maniobra destructiva. Está haciendo muy conscientemente que sea el sistema democrático el que pague el coste de una crisis política que es de su partido y no de las instituciones. Insistiendo hasta la saciedad en un discurso vacuo, insustancial, está haciéndonos creer que no es verdad lo que vemos, que lo que oímos debe tener algún significado que no percibimos porque no estamos capacitados para ello. Rajoy lo perfecciona día a día y va alcanzando su objetivo: que ya no haya ganas de decir nada.

Los hagiógrafos del presidente insisten en que es un gran fajador. Lo será, en su ámbito privado, pero como político es un dirigente capaz de destruir el sistema antes que encontrar una salida política a un problema que es de su competencia y que sería su obligación afrontar.
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