miércoles, 16 de abril de 2014

La crisis solo se ha resuelto para los especuladores que compran barato. Las "Soluciones" solo eran palabras

SÓLO UNO DE CADA SEIS JÓVENES TIENE TRABAJO



Los datos son estremecedores, y ponen de relieve la intensidad de la crisis económica que ha vivido España y que todavía da sus últimos coletazos. Latasa de empleo se ha desplomado hasta el 54,4%. O lo que es lo mismo, poco más de la mitad de las personas con edades comprendidas entre 16 y 64 años –y, por lo tanto, en edad de trabajar– tiene un empleo.

Se trata del nivel más bajo desde 1999 y refleja la continua pérdida de puestos de trabajo registrada desde 2007, cuando la tasa de empleo –la variable básica que determina la actividad económica y los ingresos fiscales– llegó a situarse en un máximo histórico equivalente al 65,6% respecto de las personas en edad de trabajar.

Pese a que ya en el último trimestre de 2013 se crearon puestos de trabajo y, en términos absolutos, el nivel de ocupación de España (medias anuales) se sitúa en los mismos registros que los existentes en 2002, hoy hay en España 16,75 millones de ocupados, según la Encuesta de Población Activa (EPA), frente a una población que se sitúa en 46,6 millones.

Las cifras las ha publicado este martes la OCDE, y muestran que España y Grecia son, de largo, las naciones que más empleo han destruido desde el estallido de la crisis. Mientras que en la Eurozona (y por la influencia de los dos países del sur) la tasa de ocupación ha descendido en apenas dos décimas, hasta el 63,5%, en España la caída ha sido de algo más de 11 puntos, algo que refleja lo devastadora que ha sido la crisis desde el punto de vista del empleo.

Se trata de un fenómeno verdaderamente singular, toda vez que en el conjunto de la UE a 28 la tasa de empleo ha caído menos de dos puntos, mientras que en la OCDE (que incluye a las economías más avanzadas) el descenso ha sido de apenas un punto porcentual.

La causa de esta brutal caída de la ocupación (cerca de cuatro millones de empleos menos) tiene que ver, fundamentalmente, con la destrucción de puestos de trabajo entre los menores de 30 años, muchos de ellos empleados anteriormente en la construcción. Este hecho, junto a la ausencia de puestos de trabajo para quienes hoy están en condiciones de incorporarse al mercado laboral por tener más de 16 años, explica que la tasa de empleo entre quienes tienen 16 y 25 años haya caído hasta un histórico 16,6%. Sólo trabaja uno de cada seis jóvenes que podrían hacerlo.

Sólo Grecia está peor

Entre los países de la Eurozona, sólo Grecia tiene peores registros, y para hacerse una idea de lo que significa hay que tener en cuenta que, por ejemplo, en Alemania el 46,8% de los jóvenes trabaja, un porcentaje similar al de EEUU. En Holanda, al contrario, nada menos que el 62% de los jóvenes en edad de trabajar tiene un empleo.

La falta de ocupación, sin embargo, no es sólo patrimonio de los más jóvenes. Los datos de la OCDE muestran que la tasa de empleo ha caído también con fuerza entre quienes tienen 55 y 65 años, normalmente el sueldo principal de una familia. Y lo que indican las cifras es que en España sólo el 43,4% de quienes tienen esa edad continúan trabajando, mientras que en países como Suecia o Suiza ese porcentaje es superior al 70%. La media del conjunto de la Eurozona se sitúa en el 50,1%, por lo tanto claramente por encima del caso español.

No se trata, en cualquier caso, de un fenómeno coyuntural vinculado a la crisis. Al contrario. El uso –y hasta el abuso– de las jubilaciones anticipadas, ya desde los tiempos de la primera reconversión industrial durante los años 80, ha provocado históricamente un bajo nivel de empleo entre los trabajadores de mayor edad.

Un par de datos lo revelan. En 2007, el año con mayor nivel de empleo, la tasa de ocupación se situó en el 45,6%, a una distancia sideral de nueve puntos respecto de la Eurozona. Es decir, que ni siquiera en los periodos de expansión de la actividad económica, España ha sido capaz de crear suficientes puestos de trabajo, lo que explica las altas tasas de desempleo.

La paradoja fiscal Española: IMPUESTOS ALTOS Y BAJA RECAUDACION

EL TERCER MAYOR DESCENSO MUNDIAL DESDE 2005


La drástica caída de los ingresos fiscales ha situado a España como el séptimo país del mundo con menor recaudación en relación al PIB. Así se desprende de los indicadores del desarrollo mundial (IDM) publicados esta semana por el Banco Mundial, que sitúan a nuestro país por delante sólo de Samoa, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Baréin, Omán y Nigeria y en los mismos niveles que Afganistán.

De acuerdo al organismo internacional, los ingresos públicos percibidos por el Ejecutivo central han pasado de representar el 12,9% del PIB en 2005 –sin incluir multas, sanciones y la mayoría de las contribuciones a la Seguridad Social– a tan sólo el 7,3% en 2012. Estos cinco puntos y medio menos –unos 55.000 millones de euros– representan una caída del 43%, la tercera más importante en este periodo. Sólo Malta y Chipre han sufrido un mayor descenso porcentual.

Estos datos van en la línea de los publicados por la Unión Europea hace ahora un año y que situaban a España como el séptimo país comunitario que menos recaudaba y el segundo de la Eurozona, sólo por delante de Irlanda. Bruselas sí tiene en cuenta las cotizaciones que pagan trabajadores y empresarios a la Seguridad Social, de ahí que la presión fiscal global española ascendiera hasta el 31,4% del PIB. Sin embargo, este dato es ocho puntos menos que la media de la Eurozona.

La carga tributaria para las empresas asciende al 58,6%

Los indicadores publicados por el Banco Mundial también señalan los tributos a los que tienen que hacer frente las empresas en cada país. En el caso español, la carga tributaria –el peso de los impuestos sobre los ingresos netos– asciende al 58,6%, veinte puntos más que hace dos años. En el ámbito de la Unión Europea, sólo los negocios italianos (65,8%) y franceses (64,7%) pagan más que los de nuestro país. La media mundial se sitúa en el 43,1%.

Los impuestos al trabajo y las cotizaciones sociales representan, con el 36,8%, la mayor parte de estos tributos. A continuación se sitúa la presión fiscal sobre los beneficios empresariales (21,2%), mientras que sólo el 0,6% está asociado a otros gravámenes.

Cada empresa española debe hacer frente a ocho tributos –cuatro menos que el promedio de la Eurozona–, a los que tiene que destinar un tiempo similar a la media europea: 167 horas. Estas cifras están muy por debajo respecto a los datos mundiales: 27 pagos y 268 horas.