viernes, 14 de febrero de 2014

Durante la primera década del siglo XXI las regiones polares han experimentando temperaturas más elevadas de lo normal debido, sobre todo, al intenso deshielo


Los meteorólogos llevamos semanas repitiendo la misma predicción del tiempo, día tras día, en los diferentes medios. Se nos acaban los sinónimos para describir la continua situación borrascosa que este invierno se registra en un buen número de comunidades, sobre todo del norte peninsular. Galicia, a la cabeza, vive uno de los inicios de año más lluvioso, ventoso y de fuerte oleaje que se recuerdan, aunque tampoco se han quedado cortos de viento y olas en el Cantábrico. Dos meses de lluvia incesante, rachas de más de 150 km/h y olas de hasta 10 metros no son registros habituales, sobre todo de manera tan continua, aunque se trate de Galicia y del Cantábrico en pleno invierno.

Al otro lado del Atlántico, Estados Unidos ha vivido, en escasas semanas, varias olas de intenso frío. El fin de semana de reyes fue inolvidable para muchos, con registros térmicos inferiores a los 50 bajo cero y con un manto de nieve y hielo cubriendo casi la mitad del país. En medio del temporal surgió un nuevo término meteorológico desconocido para muchos, "vórtice polar", una circulación de viento intenso alrededor del Polo Norte, que mantiene aire muy frío en su interior y que, en ocasiones, se deforma más de lo habitual hacia el sur para traer los rigores del invierno a zonas más templadas.