martes, 2 de octubre de 2012

Huertos urbanos: Más que un huerto


Desde su gran cama de fibra de coco y humus de lombriz, las lechugas muestran con recato sus primeras hojas. A su lado, las plantas aromáticas despiden el atardecer con emanaciones de albahaca y menta. Cerca hay berenjenas, tomates cherry, pimientos rojos y verdes, acelgas y un palé pintado de azul por el que trepan algunas matas de judías verdes. Todas son verduras urbanitas. No crecen en el campo, ni en la huerta, sino en una azotea de 150 metros cuadrados, en lo alto de un edificio de cinco plantas del barrio de Velluters de Valencia.

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 “El proyecto Huerto City nació cuando la sala de actividades multiculturales Radio City y la Red Sostenible y Creativa (RSC) decidieron caminar juntas para encontrar alternativas a nuestra actual forma de alimentarnos, así como ayudar a reverdecer primero la conciencia de las personas y después los espacios donde viven”, explica Ferran Caudet, fundador de la RSC.

Han pasado cuatro años desde que este colectivo, hoy constituido en fundación y con 300 colaboradores fijos, comenzara a tejer vínculos entre personas inquietas y propuestas innovadoras, siempre con el fin de humanizar pueblos y ciudades. Huerto City es la última criatura de esta familia numerosa, de la que son hijos, entre otros, una revista, un banco de tiempo que cuenta con moneda propia (el sol) y encuentros mensuales de intercambios y trueques y diversos equipos que trabajan en temas que van desde la agricología a la bioconstrucción, pasando por la educación, la economía humanizada o la eficiencia energética.

“Hemos optado por la permacultura porque nos sentimos muy cerca de esta visión, que va más allá de la agricultura y busca crear diseños sostenibles y permanentes, sean paisajes o asentamientos humanos”, explica José Luis Moreno, coordinador de agricología de la RSC. “Los huertos urbanos están muy de moda”, continúa. “Lo que nos diferencia de otros movimientos es nuestro enfoque holístico, aquí lo importante son las personas. No sólo que puedan aprender a cultivar alimentos, sino que tengan un espacio donde encontrarse, expresarse, desconectar del trabajo y disfrutar”.

Concebido como un taller en continuidad, gratuito y abierto a quien quiera sumarse al grupo, Huerto City apuesta por el reciclaje creativo. Materiales de construcción, garrafas de plástico, una maleta, unas viejas botas o una bicicleta sin ruedas, todo sirve, se transforma y se aprovecha. “Si las personas se comprometen con el cambio, reencuentran su creatividad y una terraza vacía se convierte en un lugar lleno de vida”, señala Caudet.